Las plantas oleaginosas constituyen uno de los grandes grupos de cultivos de mayor producción mundial; esto se debe a que sus semillas, granos y frutos tienen un alto porcentaje de ácidos grasos y proteínas de alta calidad, lo cual, los ha hecho indispensables en la alimentación y conservación de la salud.
Son la materia prima más utilizada en la industria aceitera, la alimentación animal y la fabricación de productos no comestibles. Entre las semillas que utilizamos se destacan: ajonjolí, chía, cacahuate, garbanzo, linaza, entre otros.
Dichos productos son considerados alimentos funcionales, gracias que contienen propiedades nutricionales para la actividad del cuerpo. En su mayoría, las oleaginosas se componen de grasas poli y monoinsaturadas, que son fácilmente metabolizadas por el organismo.
Son ricas en aceites, omega 3 y 6, vitaminas A, D, E y K, con lo que fortalecen el sistema inmunológico, previenen enfermedades gastrointestinales y respiratorias; además, son una excelente fuente de energía pues, contienen aceites vegetales, zinc, calcio, magnesio, potasio, cobre y hierro.
Beneficios para la salud
Control de peso
Debido a que las semillas oleaginosas contienen un elevado nivel de fibra, disminuyen la cantidad de calorías consumidas en la siguiente comida, logrando regular el peso. Se sugiere un consumo de entre 25 y 30 gramos diarios de estos frutos, lo que equivale a 150 o 200 cal.
Cuidado de la diabetes
Las personas diabéticas necesitan consumir alimentos con bajo índice glucémico, y los frutos oleaginosos, con su alto contenido en fibra, son capaces de retrasar el paso de la glucosa a la sangre; de tal manera que se controla y evita las oscilaciones de la glucemia.
Disminución del colesterol
Se ha demostrado que el consumo de las semillas mejora el perfil lipídico en la sangre disminuyendo el colesterol malo y aumentando el bueno, lo cual, es positivo para la salud cardiovascular.
Fuente de energía
Consumir estos productos aporta energía que el cuerpo necesita, además, los componentes de algunas de las semillas ayudan a la regeneración de la piel. Además, gracias a su alto contenido en calcio, ayudan al fortalecimiento de los huesos, resultando beneficiosos para deportistas, personas con osteoporosis y embarazadas.
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